Aceite de argán: el oro líquido de Marruecos

El árbol de argán

El árbol de argán, conocido científicamente como Argania spinosa, es un tesoro milenario originario del suroeste de Marruecos. Este árbol, adaptado a las condiciones más extremas del desierto, es capaz de sobrevivir en suelos pobres y temperaturas de hasta 50°C gracias a un sistema radicular excepcionalmente profundo. Su capacidad para florecer en lugares donde otras especies perecen lo convierte en un símbolo de resistencia y vida.

Considerado una reliquia de la era Terciaria, el argán desempeña un papel crucial en la ecología local. Previene la erosión del suelo, promueve la infiltración de agua y combate la desertificación. Además, su fruto es fuente del valioso aceite de argán, conocido como “oro líquido” por sus excepcionales propiedades cosméticas y medicinales. Este aceite, rico en antioxidantes y ácidos grasos esenciales, ha sido usado durante siglos en la alimentación, la cosmética y la medicina tradicional bereber.

Más allá de su impacto ambiental, el árbol del argán es vital para el sustento de millones de personas. Proporciona empleo, alimento y madera, formando un pilar socioeconómico para las comunidades rurales de Marruecos.

¿De dónde sale el aceite de argán? Distribución geográfica

El aceite de argán se extrae exclusivamente del árbol Argania spinosa, una especie autóctona de Marruecos. Este árbol único florece en una región particular del sudoeste del país, abarcando aproximadamente 800,000 hectáreas en un entorno que combina zonas desérticas y semidesérticas. Su distribución comprende una franja que se extiende a lo largo de la costa Atlántica, entre los paralelos 29° y 32° de latitud norte, alcanzando altitudes de hasta 1,550 metros.

Si bien Marruecos alberga la mayor parte de los bosques de argán, existen pequeñas colonias aisladas en el sur de Argelia, especialmente en la Hamada de Tindouf, y en otras áreas limitadas del Mediterráneo. Estas poblaciones, aunque menores, refuerzan la importancia de esta especie como un recurso exclusivo y valioso. Sin embargo, el corazón de su producción se encuentra en regiones marroquíes emblemáticas como Agadir, Essaouira, Taroudant, Tiznit y Goulimine. Cada zona contribuye no solo a mantener la biodiversidad local, sino a la subsistencia económica de sus comunidades.

La importancia del árbol de argán no se limita a su distribución. Desde el año 1998, los bosques de argán han sido reconocidos por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, una designación que busca proteger este ecosistema único frente a la desertificación y el cambio climático. La singularidad de su geografía, combinada con la adaptación del árbol a climas áridos, asegura que el aceite de argán siga siendo un recurso exclusivo de esta región del mundo.

La extensión de estos bosques representa alrededor del 7% de las zonas forestales de Marruecos. En lugares como la región del Oued Souss, los árboles crecen incluso en altitudes superiores, alcanzando los 2,000 metros. Este entorno altamente específico garantiza las condiciones óptimas para la producción del preciado aceite, considerado uno de los más caros y valorados a nivel global.

¿Cómo se hace el aceite de argán? Métodos de extracción

La extracción del aceite de argán comienza con la recolección de los frutos maduros, un proceso que se realiza entre junio y septiembre. Existen varias formas de recolectar los frutos: esperar a que caigan al suelo naturalmente, desprenderlos utilizando palos o bien aprovechar que las cabras suben a los árboles a comerlos, recuperando posteriormente las nueces que expulsan. Una vez recolectados, los frutos se dejan secar al sol durante unas semanas hasta que adquieren un color marrón oscuro uniforme, momento en que se procede a retirarles la pulpa externa.

El método tradicional, realizado casi exclusivamente por mujeres en cooperativas, implica primero romper manualmente la dura cáscara del hueso utilizando piedras. Esto permite acceder a las valiosas almendras contenidas en el interior, las cuales pueden ser tostadas ligeramente para elaborar aceite de uso alimentario o prensadas en crudo para aceite cosmético. Este trabajo es extremadamente laborioso, ya que se necesitan aproximadamente 50 kilos de frutos para producir 1 litro de aceite, tomando alrededor de 10 a 12 horas de trabajo manual.

Una vez obtenidas las almendras, estas son molidas en un molino de piedra tradicional, conocido como R'ha, hasta formar una pasta espesa y oleosa. En el caso del método artesanal, la pasta se amasa manualmente con la adición de un poco de agua tibia, un paso fundamental para liberar el aceite. Este proceso requiere experiencia y debe hacerse con rapidez para evitar que la masa se oxide, lo que podría afectar la calidad del producto final. La pasta prensada genera dos subproductos: el preciado aceite y la torta de orujo, que se utiliza para alimentar al ganado.

El método de extracción semi-industrial ha introducido avances como prensas mecánicas, eliminando la necesidad de añadir agua en el proceso. Esto no solo optimiza la cantidad de aceite extraído, sino que también mejora su calidad y prolonga su conservación. La extracción mecánica permite obtener hasta un 25 % más de aceite en comparación con el método manual, al mismo tiempo que alivia el esfuerzo físico de las trabajadoras. Además, cada etapa del proceso, desde el descascarillado hasta el envasado, está estrictamente controlada para cumplir con estándares internacionales de calidad sanitaria.

Finalmente, existe un tercer método industrial que emplea disolventes para extraer el aceite, aunque este se reserva mayoritariamente para usos cosméticos. Si bien su rendimiento es mayor, compromete las características organolépticas y nutricionales del aceite, haciéndolo menos apreciado que los aceites obtenidos a través de métodos tradicionales o semi-mecanizados. Este aceite carece del aroma y sabor característicos que lo hacen único en aplicaciones alimenticias.

Tanto en los procedimientos tradicionales como en los mecanizados, el aceite recién extraído pasa por un proceso de decantación y filtrado para eliminar impurezas antes de ser envasado. Es crucial utilizar recipientes opacos y mantenerlo lejos de la luz y el calor para preservar sus propiedades, asegurando así su altísima calidad y prestigio. Cada método, desde el artesanal hasta el industrial, refleja una mezcla de tradición, modernidad y sostenibilidad en la elaboración de este valioso "oro líquido".

Cabras en el árbol de argán

La peculiar imagen de cabras trepando los robustos árboles de argán se ha convertido en un fenómeno fascinante tanto para locales como para visitantes. Las cabras, ágiles y determinadas, suben a las ramas con sorprendente facilidad en busca de hojas y, especialmente, del fruto del árbol. Desde la distancia, esta escena puede parecer casi surreal, siendo comparada a veces con pájaros posados en lo alto de los árboles. Esta capacidad única de las cabras ha inspirado refranes populares, convirtiéndose en una metáfora para describir actitudes obstinadas o situaciones inusuales.

El fruto del argán proporciona un alimento energético y esencial para el ganado local, especialmente las cabras y los camellos. Estos animales no solo consumen la pulpa del fruto, sino que tienen un papel inesperado en el proceso de aprovechamiento del argán. Al regurgitar o expulsar los huesos durante su digestión, facilitan la recolección de las nueces, que luego serán procesadas manualmente para extraer las valiosas semillas. Sin embargo, las nueces recogidas tras pasar por el sistema digestivo de las cabras no se utilizan para producir aceite de uso alimentario o cosmético debido al impacto de los jugos gástricos en su olor y calidad.

Además de su funcionalidad ecológica, los árboles de argán y su insólita conexión con las cabras son un símbolo cultural en Marruecos. Refranes como «Aunque sea cabra, vuela» han nacido de esta curiosa interacción y reflejan el asombro del ser humano al observar cómo los animales se adaptan al entorno de formas singulares. Este dicho, en particular, tiene raíces en la región del Souss, conocida como una de las áreas más emblemáticas de la producción de argán.

La relación entre las cabras y el argán también tiene implicaciones prácticas, más allá de su simbolismo. En tiempos antiguos, los lugareños notaron que las nueces regurgitadas por las cabras contenían semillas intactas que podían ser utilizadas para extraer aceite de bajo coste, promoviendo un uso eficiente de este recurso limitado. Sin embargo, hoy se evita este método para obtener aceites de alta calidad destinados a usos alimenticios y cosméticos, priorizando técnicas tradicionales que preservan la pureza de las almendras.

Este singular espectáculo de cabras trepadoras, junto con el notable ecosistema que sustenta al árbol de argán, destaca la profunda interconexión entre la fauna, la flora y las comunidades locales. Es un recordatorio visual y cultural del ingenio de la naturaleza para sobrevivir en las condiciones más adversas, adaptándose de formas que aún logran sorprendernos. El árbol de argán, con su rica historia y su rol crucial en la vida diaria de miles de familias, sigue siendo un símbolo de resistencia, ingenio y vida.

¿Qué olor tiene el aceite de argán? ¿A qué huele?

El aceite de argán presenta un aroma que varía dependiendo de su uso y forma de elaboración. Cuando se destina a fines alimentarios, su olor es cálido y se asemeja al de las avellanas y el sésamo, resultado del ligero tostado de las almendras. Este aroma, junto con su distintivo sabor, lo hace muy apreciado en la gastronomía, especialmente en elaboraciones como ensaladas o platos tradicionales marroquíes.

Por otro lado, el aceite de argán de uso cosmético se caracteriza por ser prácticamente inodoro. Esto se debe a que no se someten las semillas a tostado para preservar sus propiedades naturales. Sin embargo, si no está fresco o ha sido almacenado inadecuadamente, puede desarrollar un olor rancio que puede resultar desagradable. Por ello, es fundamental mantenerlo alejado de la luz y el calor excesivo para conservar su pureza y neutralidad aromática.

El olor del aceite de argán también puede depender del método de extracción utilizado. Mientras que las técnicas tradicionales producen un aceite con un carácter más artesanal, el método semi-industrial reduce posibles alteraciones en sus propiedades organolépticas, logrando un producto con aroma y características más uniformes.

Es importante señalar que el fruto del argán, antes de ser procesado, despide un aroma dulce que mezcla notas de manzana y miel, especialmente evidente durante el descascarillado. Este delicado olor natural refleja la calidad del fruto fresco, pero no se traslada directamente al aceite final, especialmente en los aceites destinados al cuidado personal.

El aroma único del aceite de argán, ya sea sutil y neutro en su versión cosmética o más tostado en su uso culinario, es parte de lo que lo convierte en un producto tan valorado a nivel global. Además, un aceite con olor suave y bien conservado indica alta calidad, asegurando al consumidor sus máximos beneficios.

Historia del argán y origen del nombre

El origen del nombre "argán" ha sido motivo de numerosas interpretaciones etimológicas a lo largo del tiempo, reflejando la rica herencia cultural y lingüística del norte de África. Según algunos estudios, la palabra deriva del término bereber ardján, usado aún por personas mayores en regiones como Essaouira para referirse a este árbol emblemático. Este término está vinculado a los significados de "árbol de madera pesada" o "árbol de madera de hierro", haciendo alusión a la dureza de su madera, altamente valorada por las comunidades locales.

Otra teoría conecta el nombre con el pueblo de Argana, ubicado en el noroeste de Agadir, área donde el árbol tiene una fuerte presencia natural. Este vínculo geográfico podría haber influido en la evolución del término hasta convertirse en "argán", un nombre que hoy es reconocido mundialmente. Además, la palabra podría haber pasado por diversas modificaciones fonéticas y semánticas a lo largo de su historia, influenciada por dialectos regionales como el tachelnit, donde algunos sonidos como la "7" y la "g" son fonemas destacados.

En el árabe, el término también tiene raíces significativas, asociándose con "aryan", que se traduce como "acebuche espinoso", relacionando directamente al árbol de argán con el olivo silvestre debido a las similitudes entre ambas especies en su forma y uso.

El árbol Argania spinosa ha dejado además su huella en investigaciones históricas y descripciones escritas. Por ejemplo, geógrafos y botánicos árabes en los siglos X y XIII ya documentaban su importancia por su fruto y aceite, esenciales para la vida cotidiana de las comunidades bereberes. Algunos de estos registros apuntan a su impacto en el comercio y la culinaria marroquí. Estas menciones consolidan al argán como un elemento trascendental en la historia de Marruecos y su identidad cultural.

Toda esta riqueza etimológica y cultural refleja cómo el argán no solo ha sido un recurso físico esencial, sino también un símbolo lingüístico y social profundamente arraigado en el patrimonio de las comunidades que lo veneran. Su nombre continúa siendo un puente entre la naturaleza, la historia y las tradiciones del suroeste de Marruecos.

Características del árbol de argán

El árbol de argán es una especie leñosa y perenne, capaz de alcanzar hasta los 10 metros de altura, dependiendo de la humedad del suelo. Su tronco, con un aspecto retorcido y rugoso, sustenta una copa semicircular que puede recordar a un olivo. Las ramas están cubiertas de espinas punzantes, de entre 2 y 3 centímetros, que ayudan a proteger los frutos del árbol.

Sus hojas, pequeñas y de forma oblanceolada, se distribuyen de manera alterna, siendo capaces de adaptarse a los periodos más extremos de sequía. En ocasiones de escasez hídrica, el árbol pierde sus hojas temporalmente para conservar agua, recuperándolas cuando vuelven las lluvias. Esta adaptación hace que sobreviva en climas áridos donde otras especies no pueden prosperar.

El sistema radicular del árbol es excepcionalmente profundo, permitiéndole acceder al agua en lugares donde el suelo apenas ofrece humedad. Esta peculiaridad no solo asegura su supervivencia, sino también la estabilidad del suelo, ayudando a prevenir la erosión y a mejorar la infiltración de agua.

Otro aspecto fascinante del árbol son sus flores, que son hermafroditas, de un verde claro pálido, pequeñas y con cinco sépalos espinosos que refuerzan su resistencia en climas exigentes. Estas flores dan lugar a un fruto ovoide y carnoso, cuya almendra constituye la fuente del preciado aceite de argán.

El árbol, una reliquia de la era Terciaria, puede vivir entre 150 y 300 años, llegando en algunos casos hasta los 400. Esta longevidad, junto con su capacidad para regenerarse y prosperar en terrenos adversos, lo convierte en un ejemplo de resiliencia y una pieza clave en la biodiversidad de los paisajes marroquíes.

Los bosques de argán

Los bosques de argán, llamados también “arganeras”, son una parte esencial del paisaje en el suroeste de Marruecos, no solo por su valor ecológico, sino también por su impacto socioeconómico. Estas áreas forestales cubren aproximadamente 800,000 hectáreas, lo que representa el 7% del total de zonas forestales del país. Su importancia es tal que la UNESCO declaró en 1998 esta región como Reserva de la Biosfera, reconociendo la singularidad de este ecosistema y orientando esfuerzos para garantizar su preservación.

Ubicados principalmente en altitudes desde el nivel del mar hasta 2,000 metros, los bosques de argán son un hogar vital para una diversidad de especies y un pilar contra la desertificación. Sus raíces profundas no solo permiten que estos árboles resistan climas áridos extremos, sino que también ayudan a prevenir la erosión y a mantener la estabilidad de los suelos, lo que es crucial en un país constantemente amenazado por la desertización.

Históricamente, estos bosques han tenido que enfrentar amenazas significativas, como la tala indiscriminada, el sobrepastoreo y los efectos del cambio climático. Se estima que su superficie se ha reducido drásticamente –hasta un 50%– en el último siglo. Ante esta situación, diversos proyectos e iniciativas locales e internacionales están enfocados en su regeneración. El Proyecto Arganier es un ejemplo destacado, combinando objetivos ecológicos con el desarrollo sostenible de las comunidades locales.

Un factor crucial en la protección de los bosques de argán es el reconocimiento y apoyo a las cooperativas de mujeres locales. A través de estas organizaciones, no solo se logra la producción artesanal de aceite de argán, sino que también se asegura la plantación de nuevos árboles anualmente. Este modelo no solo promueve la conservación ambiental, sino que también empodera a las mujeres rurales, quienes son piezas clave en la economía local de regiones como Essaouira o Taroudant.

Además del impacto económico, los bosques de argán tienen un papel significativo dentro del equilibrio ecológico. Actúan como refugio para diversas especies de plantas y animales, aumentando la biodiversidad de su entorno. Su madera, frutos y subproductos son aprovechados de manera sostenible, suministrando alimento, combustible y forraje a las poblaciones locales.

Para garantizar la supervivencia de estos bosques, Marruecos ha implementado regulaciones estrictas y colabora con instituciones internacionales en investigaciones para encontrar métodos efectivos de regeneración del argán. Los esfuerzos para establecer una Indicación Geográfica (IG), que defina la autenticidad del aceite de argán, buscan proteger a los productores locales y asegurar un comercio más justo.

El bosque de argán no es solo un recurso natural; es un sistema integral que sostiene la vida de millones de personas y simboliza la coexistencia entre las comunidades humanas y la naturaleza. Es imperativo continuar preservando este legado único para las generaciones futuras.

Rituales espirituales del argán

El aceite de argán ha sido mucho más que un recurso práctico para las comunidades bereberes; su uso está profundamente entrelazado con las tradiciones y la espiritualidad de esta cultura. En el ámbito de las ceremonias, el argán simboliza la unión, la fertilidad y la protección. Por ejemplo, durante las bodas bereberes, la familia de la novia aporta al menos 36 litros de aceite de argán como augurio de prosperidad y abundancia. Además, la noche de bodas se ofrece a la novia un pequeño vaso de este oro líquido, que representa protección y la conservación de su belleza.

El árbol de argán, considerado sagrado, también forma parte de rituales protectores. Las mujeres y niños depositan ofrendas a sus pies, confeccionadas con caparazones de caracoles rellenos de aceite de argán, harina, mantequilla y leche, para salvaguardarlo de plagas y favorecer su fructificación. Este acto está cargado de un profundo respeto hacia la naturaleza, reforzando la conexión espiritual entre el pueblo bereber y el argán.

El proceso de elaboración del aceite, realizado tradicionalmente por mujeres, incluye plegarias religiosas que acompañan la molienda de las almendras. Al finalizar, se rocía el aceite señalando los cuatro puntos cardinales, como forma de protección contra los malos espíritus. Este ritual no solo celebra la pureza del aceite, sino también su significado como un símbolo de bienestar y equilibrio.

En los hammames, otro espacio cargado de espiritualidad, el aceite de argán juega un papel vital en rituales de purificación y salud. Se utiliza para masajear el cuerpo, mezclado con esencias como agua de rosas, no solo por sus propiedades hidratantes, sino también para proteger al cuerpo de energías negativas, reforzando su vínculo terapéutico y espiritual.

Por último, leyendas y creencias alrededor del argán lo relacionan con cualidades mágicas y su capacidad para conectar con planos superiores. Según prácticas chamánicas, el árbol contiene una esencia estelar que habla de amor y sabiduría, siendo venerado a través de oraciones que agradecen su protección y abundancia. Este enfoque simbólico refuerza la idea de que el argán es mucho más que un árbol: es una fuente sagrada de vida y espiritualidad que ha inspirado a generaciones de manera única.

Bibliografía y referencias

  • Importancia nutricional, económica y cultural del aceite de argán - Fundación euroárabe de altos estudios (2009)
  • Aceite de argán. El oro de Marruecos - Lourdes Prat y Jessica Ramos (2010)

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